Hay noches en las que no me oigo ni yo misma
porque el ruido ensordecedor del día ha desgastado mis oídos
- o me ha fastidiado, provocando sordera selectiva-.
Es tan oscuro que no puedo escuchar mis propios pensamientos
no tengo tiempo para mí
no alcanzo a comer, no alcanzo a descansar, solo se repite la sucesión de horas y días
La misma rutina de áridos minutos que duelen,
de segundos abarrotados
y grises que nunca son suficientes.
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