El: No empieces a hablarme así...
Ella: ¿Así cómo?
El: Así, en ese tono...
Ella: No te estoy hablando con ningún tono... tú y tus suceptibilidades... pero éso no es nada nuevo.¿Recuerdas que por éso nuestras conversaciones por teléfono duraban siempre menos de un minuto?¿Que los asuntos serios sólo podíamos tratarlos en la cama?
El: ¡Ja! Ya no hay cama... ( mientras se imaginaba pasando sus dedos por el vientre de ella, aspirando el aroma tibio de su cuerpo, aunque los separaban miles de kilómetros, cinco años de pleitos en el pasado y uno de indiferencia hasta la feha, y además, lo que menos le interesaba era hablar.)
Ella: No; ya no hay cama... (dudando si acaso ésta fue lo que perpetuó la relación más allá de su límite natural, cuando presentía que en aquélla lejana ciudad él se acostaba con otra, aunque no lo pudo comprobar sino hasta un par de años mas tarde, y para ese entonces ya no importaba.)
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