Las cajas de herramientas, grandes y pesadas
Con muchas pequeñas secciones para organizar
clavos, empaques, tuercas, tornillos, pasta para soldar,
cinta de aislar, baterías, aceite, resistencias, y voltímetro.
La Honda CBR 1000; y la gran troca blanca para poderla
cargar.
Los libros: enciclopedias en español y en inglés, colección
de novelas, Atlas de animales y de geografía, diccionario de
especialidades, el manual Merck, el manual de farmacología, de patología, de anatomía,
de histología… muchos libros.
Las cajas de herramientas con su característico color rojo
brillante,
con todo y sus rueditas, tan altas como yo pero mucho más anchas
y pesadas, de muchos niveles y cajones rellenas también con guantes de látex,
gasas, pinzas, tijeras, tripas de gato e hilo de sutura de colores con su agujita
curva, el fonendoscopio, el tensiómetro los antipiréticos y el dichoso martillito para revisar los
reflejos (cuyo nombre nunca aprendí).
Las noches bajo las estrellas. Las pláticas, los cuentos. El
sillón en el que me quedaba dormida y la sorprendente sensación de dirigirme hasta mi cama sin
caminar, gracias a unos brazos dúctiles y fuertes que me llevaban. Tan alta. Como
cuando me sentaba en sus hombros y se veía el mundo desde un ángulo no apto
para los que temen a las alturas. Y había que agacharse para atravesar las
puertas, con mucho cuidado, para no caerse. La fe en Dios. La desconfianza en
la iglesia. La esperanza en la bondad humana y el valor del altruismo.
Las cariñosas invitaciones a sentarme en sus piernas. La espalda
ancha. Los ojos dorados, cristalinos. Las manos grandes, casi tan grandes como
la vieja tortuga del vecino... pero siempre cálidas y delicadas, aunque fuese un
dedo de los suyos como tres de los míos y su anillo –con el que me gustaba
jugar- siempre me quedara enorme, y que sorprendentemente poseían la destreza
necesaria para hacer los arreglos más minuciosos con piecitas muy pequeñas, y
la capacidad de hacerlo todo funcionar.
Esos
eran los elementos característicos de un hombre según mis definiciones primarias del término. Quizá en el fondo lo siguen siendo. Esas cosas como que no se olvidan.
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