Quisiera tomar tus palabras de rehenes. Ser el iris de tus ojos, comprar tus silencios.
Que aquélla noche me compraste completa, ya soy tuya y sin haberme dado cuenta.
No pidas más mis sueños, que no los haces realidad.
Y desearía que dejaras de hacerle el amor a mis palabras, que tus manos me acaricien.
Ser el dibujo en escala de grises en que te has convertido por hoy.
No te comprendo, nunca podré, si ni tú mismo te entiendes.
Pero juntos descansamos. Sé que dormimos acompañando ese espacio secreto, ahí donde presuntamente esté el amor...
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