No quiero dejar de vivir en tu fantasía. Porque intentar
meterme a tu realidad, podría matarme. No sé si quepo en ella, si es que existe
la posibilidad que disfrutaras tanto de mi tacto y mi sabor como yo del tuyo.
Nos perderíamos lo sublime, cierto… Pero sólo tras sentirnos cada noche inmunes,
encumbrados, absolutos: indiferentes al cielo y a la tierra.
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