Quise ser agua de su risa
fluir en cristales como lluvia
para verle con mis propias manos, divagarle
una de estas noches con dramáticas nociones
y sus ojos de catástrofe,
de un solo beso abiertos
consumirle en mi seda, devorarle infinito
derrumbar y reconstruir, todo de arena
perfumados con gotitas de ajenjo
los besos de mis labios para él, mi piel
pétalos sonrojados con cada toque de sus manos.
Quise ser agua y que me beba con sed
ahogar su rostro, empapar su espalda
con una caricia sutil que no termina
en paredes de marfil, sus muslos,
y esas sólidas pulgadas que ya no nos separan:
su esencia toda en mí, y mi agua, suya.
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