jueves, 24 de mayo de 2012

Cuando pregunto por qué...


Bajo el cielo violáceo, al final del camino, donde voces y ruidos no logran llegar... es ahi que me siento libre y puedo creer que nada hace falta, más que lo que puedo tocar. Y entonces un deseo, pero se enciende una sonrisa, al tiempo que pregunto: ¿para qué? A lo lejos centellan las estrellas, que parecen estáticas, pero no lo están; nunca lo están. Detrás de ése bello cielo raso, como un telón, danzan y brincan su melodía sin final.

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