Soñé que deslizaba mis dedos por su espalda
hondas notas de un blues enfermo
arrancado de su piano extático
-tiernamente mio- con los metales de Coltrane
exhalando su más alto suspiro.
Soñé que le tenía, soñé que le mordía
mi lengua y labios a la par, le consolaban
en largos intercambios, en tibia piel envuelto
en su sombra y en sus brazos soñé que me perdía.
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