Puedo adivinar sus formas, su sentido
El tono y trasfondo de casi toda palabra
Que vanamente me han dicho
¡qué fácil para ellos hablar!
Escucho de su vacuo halago,
De su burdo deseo
-mas nunca es lo que necesito-
y entre tantas voces
se pierde mi oído
se aburre mi alma
mi psique hastiada los manda a callar.
Yo quiero al hombre que sepa
tomar quizá entre sus manos mi piel
en el horizonte exiguo estallar,
acariciar con sus ojos mi silueta entera
saborear y ahogar mi sed:
que sepa hablar y que sepa callar.
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